El fotógrafo de la revista Noticias José Luis Cabezas, asesinado el 25 de enero de 1997, es el primer trabajador de prensa que murió como consecuencia de su trabajo desde la recuperación democrática, en un hecho perpetrado por personas vinculadas al empresario postal Alfredo Yabrán.

José Luís Cabezas, cruelmente ejecutado por hacer su trabajo. La justicia comprobó que Alfredo Yabrán fue el instigador, porque al retratarlo el fotógrafo destruyó la invisibilidad desde la que manejaba el poder detrás del poder para consumar sus negocios denunciados como mafiosos. La mano de obra la puso la envilecida policía bonaerense, desmadrada mientras los gobernantes especulaban con el drama en medio de una obscena disputa electoralista. Los disparos que lo mataron apuntaron también a herir la libertad de información y de expresión.
José Luís tenía 35 años (y Candela, la menor de sus tres hijos, apenas cinco meses de vida) cuando en la madrugada del 25 de enero de 1997 lo secuestraron, lo golpearon salvajemente, lo arrodillaron con las manos esposadas en la espalda, le dispararon dos balazos en la nuca y lo incineraron con su automóvil en una cava de dos metros de profundidad, cerca de la entrada a la ciudad atlántica de Pinamar.

Cuando se consumó la represalia de corte mafioso faltaban veintiún días para que cumpliera un año la foto que conmovió a la Argentina desde la tapa de la revista Noticias.

Cabezas, que era un simple trabajador de la publicación que ni siquiera tenía casa propia y apenas llegaba a fin de mes, quedó con su foto a Yabrán en la mira enconada de esos factores de poder, que se confabularon para convertirlo en víctima. Gabriel Michi, compañero de Cabezas en la cobertura fatal escribió en su libro “Cabezas, Un periodista. Un crimen. Un país”, que en el homicidio del fotógrafo “hubo ´yabranismo´ y hubo ´maldita policía´”. “Fue la maldita policía de Yabrán”, resumió. Enemigos colosales, siniestros, desproporcionados para un simple reportero gráfico.

Años más tarde del crimen, de los cuatro policías, el ex militar y los cuatro civiles condenados a cadena perpetua por el asesinato (uno de éstos murió en prisión) ya no quedaba ninguno en la cárcel. El castigo duró menos que las lágrimas y la vida de Norma Marotti mamá de Cabezas murió de dolor en 2017.

LA IMAGEN DE YABRÁN CON LA FOTO DE CABEZAS, EL ASESINO INTELECTUAL POSANDO