Tras el fallecimiento del Papa Francisco, los cardenales iniciarán a comienzos de mayo el cónclave, una reunión confidencial en la que se elegirá al próximo líder de la Iglesia católica. Aunque se trata de un procedimiento habitual, este podría estar condicionado por la polarización interna y un posible retorno del papado al continente europeo
Así lo ha señalado Giovanni Maria Vian, exdirector del periódico L’Osservatore Romano. Vian, autor del libro El último papa: Retos presentes y futuros de la Iglesia católica y catedrático de filología de la literatura cristiana en la Universidad La Sapienza, calificó a Jorge Mario Bergoglio como “un papa de carácter absolutista”, cuyo mandato generó “claras contradicciones”, y afirmó con convicción que el próximo pontífice será europeo.
Crítico declarado del pontificado de Francisco, Giovanni considera que, tras su desaparición, el principal reto del Cónclave será “preservar su legado, pero con un enfoque más colegiado”. En este sentido, afirma que el nuevo papa deberá, de algún modo, marcar distancia con respecto a su antecesor, tal como ocurrió tras la muerte de Juan Pablo II.
Las principales 3 corrientes de candidatos a suceder al papa Francisco
El establishment: en este los que más posibilidades tienen son los italianos Pietro Parolin y Matteo Zuppi, dos cardenales con verdadero poder en la Iglesia, aunque también aparecen Péter Erdö y Mario Grech.
Los reformadores: son cardenales progresistas con visión franciscana. Están alineados con las reformas de Francisco: descentralización, justicia social y cercanía pastoral. En este grupo figuran Luis Antonio Tagle, Jean-Marc Aveline, Wilton D. Gregory y Fridolin Ambongo.
Los tradicionalistas: son cardenales anti-Francisco y conservadores. Son los bendecidos por Benedicto XVI, enemigos del progresismo, ultraconservadores y defensores de la «Iglesia antigua». Aquí aparecen Roberto Sarah, Raymond Leo Burke, Willem Jacobus Eijk, Carlo Maria Polvani.